lunes, 29 de julio de 2013

Violentas

Eras levanta el ancla y sabe que los monstruos marinos son despiadados y necesitan comer. Eras teme por su integridad, por lo que quede de sí para cuidar su barco y seguir navegando las olas del Océano de Noche un día más. Eras teme ser afectado y salir en desventaja, perder una carrera, salir herido o muerto y jamás tener las condiciones que busca.

Pero Eras se volverá más grande con cada día que pasa. Cuando mire adelante y vea la hoz por tajar cualquiera de sus activos por la mitad, sabrá que por detrás del filo y de la hoja fría sobrevive una ola de viento y un enemigo sin defensa. Eras podrá pararse a menor distancia del mal y mirarlo a la cara sin parpadear tanto como antes; descubrirá que el dolor también puede ser menos que el imaginable y que los tipos duros también regeneran su piel. Sus cicatrices serán runas proféticas y tiquetes de vuelta a la sensación de victoria.

Afuera el frío y el hambre acaban con familias y ciudades enteras. Pero Eras puede voltear a mirar a las tragedias y saber qué fueron, no encogerse antes de pasar por ellas.