lunes, 23 de marzo de 2009

Ciénaga Fantasma

Sucias aguas, neblinas propietarias. Qué tipo de oscuridad tan diferente, tan familiar a la vez. Se detiene mi barco, parece él mismo que tiene que disminuir su velocidad, como acercándose lentamente a una presa. Pero la presa debo ser yo mismo, no me siento victimario.
La visibilidad es nula, el olor es humo y el ambiente gira por sí mismo.
Curiosamente si miro por detrás de mi hombro izquierdo, se ve el corazón de rojo, cien por ciento comprometido. Está como hecho para sobresalir en esas circunstancias. El presente no existe pero me lo inventé. El pasado está clarísimo, mucho más fácil de agarrar por la empuñadura.
Me encojo en silencio, esperando a que venga la violencia. Saldrá de cualquier lado. Violencia gris, en este caso, aguas que expiran brumas y que definen pequeñas costas donde alguna vez habitaron faros. Incertidumbre y fantasmas drenadores de brújulas. Qué enfermedad.